¿Parto vaginal o Cesárea?

«Yo firmaría ya para que me hicieran una cesárea!!» Cuántas veces escuchamos los ginecólogos frases parecidas…

Hace un par de días en la consulta estaba viendo a una paciente embarazada de su segundo hijo, cuyo embarazo anterior había acabado en una cesárea por estar el bebé colocado de nalgas. Tuvo una cesárea sin complicaciones y una recuperación normal. Venía acompañada de su hermana, quien había tenido dos partos vaginales rápidos y buenos pero con recuperaciones dolorosas de más de un mes debido a su mala cicatrización de los puntos en el periné, y una operación abdominal anterior a los partos por un quiste ovárico con una recuperación estupenda. Por lo tanto, las dos hermanas coincidían en la opinión de que la cesárea era maravillosa.

Es verdad que nuestras propias experiencias y las de los que nos rodean nos condicionan mucho, pero objetivamente y si todo transcurre con normalidad, un parto vaginal siempre es preferible antes que una cesárea.

El parto vaginal tiene innumerables ventajas. Es lo más natural y la vía fisiológica de finalizar un embarazo. La recuperación suele ser muchísimo más rápida.

Bebé tomando el pecho
Bebé tomando el pecho

Una cesárea, no nos olvidemos de que es una intervención quirúrgica, con mayor riesgo de complicaciones derivadas de la propia cirugía, como la infección o la hemorragia, mayor riesgo de lesión de órganos vecinos como la vejiga, y una recuperación mucho más lenta y dolorosa aunque sea un postoperatorio normal.

Bebé recién nacido en una cesárea en el hospital
Bebé recién nacido tras una cesárea

En un parto vaginal es más fácil realizar el contacto piel con piel entre madre e hijo desde el principio, lo cual favorece el vínculo y la subida de leche que suele ser más rápida. Para el bebé también es más beneficioso pasar por un canal del parto que le ayuda a exprimir el tórax y liberar las secreciones de su vía respiratoria, y favorece la colonización de bacterias de la flora habitual materna para su sistema inmune y su salud futura.

La cesárea siempre es la vía alternativa al parto vaginal, y es un indicador de buen manejo obstétrico si un servicio de Ginecología no supera la tasa del 20% de cesáreas. Los ginecólogos somos grandes defensores del parto vaginal y por lo tanto, hacemos las cesáreas gustosos, pero siempre y cuando estén indicadas y justificadas.

En algunos países menos desarrollados la tasa se dispara porque resulta más rápido y barato programar cesáreas que tener personal pendiente de la dilatación y evolución de los partos vaginales que suponen mucho más tiempo y esfuerzo…. y solo paren las mujeres que llegan al hospital pariendo. En cambio en otros países muy desarrollados la tasa también se dispara pero porque se hacen muchas sin indicación médica, a petición de las pacientes.

Aquí somos unos afortunados. Tenemos medios, buen criterio ético y profesionales bien cualificados para atender los partos, tanto en la sanidad pública como privada. Y opino que el mejor sitio para un parto siempre será un hospital y no un domicilio.

Bebé recién nacido en una cuna del hospital
Bebé recien nacido en un hospital

Es verdad que la inmensa mayoría de partos transcurren con normalidad, pero hay un pequeño porcentaje que se complica, y dado que esos casos son en su gran parte imprevisibles, lo más sensato es que transcurran en un ambiente hospitalario donde estén disponibles todos los medios necesarios. Nunca se sabe si necesitaremos una reanimación pediátrica, una cesárea urgente o transfusiones sanguíneas por una hemorragia postparto. ¡Y en estos casos cada minuto vale oro!

Yo he tenido mucha suerte con mi experiencia personal, sin ningún contratiempo, y además puedo aportar las dos versiones de parto. Hace casi tres años la vida me regaló a mi primer hijo. Fue un embarazo maravilloso que finalmente acabó en una cesárea porque el niño estaba sentado y no conseguimos que se colocara de cabeza a pesar de intentar la versión externa cefálica. La intervención y posterior recuperación no tuvieron complicaciones, aunque emocionalmente viví la cesárea con cierta frustración y los primeros días los recuerdo con mucho dolor. Tardé más de una semana en poder caminar erguida y en sentirme recuperada casi un mes. Por supuesto la inmensa felicidad de la maternidad lo compensó con creces.

Primero embarazo de la Dra. Karolina Hoffner
Primer embarazo de la Dra. Karolina Hoffner

En el segundo embarazo, la niña estuvo siempre correctamente colocada y terminó en un parto espontáneo precioso. Tras recuperar la movilidad por la analgesia epidural, a las tres horas ya estaba de pie moviéndome perfectamente y en los días posteriores los puntos cicatrizaron estupendamente.

Y como me ocurrió a mí, muchas veces se puede tener un parto vaginal después de una cesárea. En mi caso no hay punto de comparación entre las dos experiencias…. aunque en ambas tuve la suerte de estar en mi segunda casa, el hospital donde me he formado y trabajo, y muy bien acompañada y asistida por mis compañeras, el parto fue infinitamente mejor que la cesárea.

Yo, como ginecóloga y ahora como madre, a diferencia de mi paciente diría: «dónde hay que firmar para asegurar un parto vaginal!!!!!»

 



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